Cómo definirlas si ellas no se encuentran en un centro, cómo no amarlas si se odian entre sí, cómo pedirlas maquilladas si en su -tal vez- más fea versión te regalan verdades tan bellas...
Tan sucias como las calles de Lima y más desordenadas que mis hormonas de adolescente... así me gustan, así las encuentro irresistibles. ¡Únicas!... las muchas que viví y dejé que me vivan.
Me uno a las palabras regaladas por Arjona en que un incierto número de letras de mi reputación definen a la misma, pero agradezco las oportunidades de mancharla sin poder limpiarla.
Son tantas las formas de decepcionarlas pero las sobrepasan, de una forma espectacular, las formas de enamorarlas, tan dóciles y dulces, pero tan voraces y dañinas a la vez, tan decisivas en mi intrascendente vida llena de errores, por su culpa.
Pero sólo me queda robar otra frase de otro autor:
Tan sucias como las calles de Lima y más desordenadas que mis hormonas de adolescente... así me gustan, así las encuentro irresistibles. ¡Únicas!... las muchas que viví y dejé que me vivan.
Me uno a las palabras regaladas por Arjona en que un incierto número de letras de mi reputación definen a la misma, pero agradezco las oportunidades de mancharla sin poder limpiarla.
Son tantas las formas de decepcionarlas pero las sobrepasan, de una forma espectacular, las formas de enamorarlas, tan dóciles y dulces, pero tan voraces y dañinas a la vez, tan decisivas en mi intrascendente vida llena de errores, por su culpa.
Pero sólo me queda robar otra frase de otro autor:
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¡Gracias totales!
1 comentario:
un buen escrito.
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