Inicio de operaciones | 15OCT12
0700 no hacemos a la mar. Tomando rumbo cardinal Sur. Disculpándome de antemano la falta de precisión en las distancias que todavía me son confusas. Viajamos 2 millas antes de virar hacía el Este para entrar 1.5 millas hasta Playa Brito donde "regamos" los trasmallos para pescar sardina. Había abundante sardina, se veía desde la superficie como alteraban el espejo de agua. El sol inclemente luchaba para abrirse paso entre las nubes y éstas muy generosas no se intimidaron y nos protegieron de su imponente presencia. "Hay cantida'!" -exclamó alegremente Juan Pablo, el capitán- "Dejamos las agalladeras y nos vamos a 'trolear' un rato buscando dorado". Luego de regado el trasmallo, partimos al SO (rumbo cuadrante) preparando las cañas para el trolling. No demoró en "pegarse" una macarela, a diferencia del atún negro (bonito), la macarela no da pelea, se deja morir. Y así estuvimos un rato troleando sacando macarelitas. De repente un destello brillante rompe el agua desde abajo con un salto desesperado y alterado tratando de zafarse del anzuelo.
Es el propósito de esta jornada, el motivo por el que viajé 5000 km, el Tesoro de Gigante, y de todo el Pacífico nicaragüense: el ansiado Dorado. Da pelea y aunque presiente que morirá no será presa fácil. Se resiste, se mete debajo de la panga, es jalado por el capitán, con sus 15lb genera la suficiente fuerza para ladear el bote a estribor. "La semana pasada uno de 70lb hundió una panga", dice el tripulante, al ver su fuerza no me parece nada exagerado. Finalmente se distrae y es sacado del agua, da fuertes coletazos, es sometido entre dos y se le golpea la cabeza con un palo para que muera rápido dicen, pero sigue vivo. Morirá ahogado, lo sé. Su cola, ya de color gris, golpea mi pierna, sé que su agonía a acabado.
Volviendo a "Roca de Brito" para calar el trasmallo las expectativas son altas, aunque la sardina no tiene valor comercial para nosotros, sirve mucho de carnada para el dorado. Si sacamos mucho tendremos carnada para varios días. Llegamos a la zona de pesca, levantamos los trasmallos y salieron pocos, muy pocos. Pensabamos que ibamos a "limpiar" las redes en la orilla, la pesca es tan reducida que lo hacemos flotando nomás. Hay la cantidad suficiente para mañana, pero no para pasado mañana. "¿Qué pasó?", le pregunto al capitná. "Han estado en la superficie y nosotros hemos hundido las redes", me responde.
Nota mental: Tirar las redes a la profundidad de los peces!! Esta es una buena experiencia ya que este proceso busca mejorar la eficiencia de los pescadores artesanales y si el sólo hecho de tomar en cuenta la natación de la especie nos va a ahorrar una salida de pesca de carnada (que no tiene valor) ya estamos ahorrando $30 de gasolina y todo el tiempo requerido.
1130 horas volvemos a tierra. Juan Pablo me dice que "acá hay un montón de pesca, sólo falta la tecnología para sacarla", asiento con la cabeza y su experiencia en el mar es contrastada con mi investigación de escritorio. Tiene mucha razón, estas aguas son de gran potencial artesanal, solo falta la tecnología y los técnicos para explotarla.
Mañana la salida es a las 4am, algo peligroso porque no se ven las olas. La línea es de 3 km de largo, 300 anzuelos, con una eficiencia del 5% estamos del otro lado. Pediremos al mar que nos deje entrar sin contratiempos, nos cuide adentro y sobretodo que nos de pesca.
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