Son casi las 4 de la mañana y despierto listo para otro día de pesca. Reviso las condiciones de mar y el eco de una frase/reflexión/afirmación de un amigo retumba en mi cabeza. Y es que la claridad y seguridad de su pensamiento me invita a liberarme de las cargas sociales y ser yo mismo, sin caretas ni complejos. Me pregunto si hubiera sido necesario viajar miles de kilómetros a Nicaragua con el afán, entre otras cosas, de encontrarme a mi mismo si hubiera tenido esta conversación antes. No lo sé.
"Quiero que la gente sepa que me gustan las gordas", sentenció mi buen amigo cambiando con su coraje las motivaciones de mi búsqueda personal.
Espero que esa valentía los inspire a ustedes también.
Que el mar nos dé buena pesca y nos permita volver a casa.
Saludos.
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