:: Gonzalo Gómez ::
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El pasado viernes 06 de abril, se celebró el tradicional "bautizo" en la Universidad Nacional Agraria La Molina. Al respecto, y tratando de desmitificar la "leyenda" que se ha creado en torno a este singular evento, quiero hacer una reflexión sobre esta fiesta, a la que muchos se oponen y otros disfrutan, sin saber por qué.
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No se sabe a ciencia cierta quienes fueron los iniciadores de esta exclusiva tradición molinera, lo que sí sabemos es que desde que la universidad fue escuela, se practicaba. Documentos antiguos del Centro de Estudiantes de Agromía - CEA de la Escuela Nacional de Agricultura de los años '50 y testimonios recogidos de viejos molineros, dan fe del espíritu fraternal de esta fiesta, antes llamada "saladera". El fin de la saladera era que los "perros" (cachimbos) conocieran intimamente la Escuela (...). Pero, qué cosas se preguntaran. Como dice textualmente el Estatuto de Saladera: "conocer perrfectamente los nombres y finalidad de los programas cooperativos, el área de la Escuela, así como las áreas dedicadas a diferentes cultivos [...]". Para empezar la jornada, paseaban a los "perros" en calzoncillos (...) Existía la figura del "padrino". El padrino era aquel que te bautizaba y luego él te llevaba a comer y tomar para celebrar tu iniciación.
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Varios años atrás -veintitantos apróximadamente- el sentido de la saladera se desvirtuó, pero no del todo. Me explico. No era necesario saber cosas de la universidad, de cualquier forma te bautizaban. Mantuvo su caracter obligatorio, en donde no sólo participaban los estudiantes, sino también los profesores, trabajadores y hasta las autoridades, éstos últimos precidiendo el magno evento. Se hacian los mismos juegos, como hacer que los cachimbos caminaran como "elefantitos" (te agachas y pasas un brazo entre tus piernas, a modo de cola, y el otro lo extiendes, como si fuera tu trompa). (...) ..
Lo peor vino hace diez años... no recuerdo -yo tenía 11- y tampoco tengo información exacta. La tradición degeneró completamente, pasó a ser un actividad "prohibida" (entre comillas noma', porque nunca se prohibió formalmente, sino que las autoridades se hacían los locos), la violencia reinaba los bautizos, y porque no, la anarquía también, donde lo único que importaba era el trato ignominioso hacia los cachimbos por el simple echo de serlo. ¡La cagada! ¿Qué clase de tradición es esta? Ninguna. Los padrinos no eran los que te bautizaban, sino los que te sacaban de éste. Obviamente, te cobraban una "comisión" por su abnegado trabajo, uno o dos cajones de cerveza, dependiendo que tan abnegado sea este desgraciado. (...) Y así pues, se perdió la escencia del bautizo, lo fraternal de éste, y la unidad de la comunidad molinera.
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Hace poco, en el 2006 para ser exactos, con un amigo de la Federación decidimos reestablecer el espíritu de esta fiesta. (...) la motivación nació desde el momento en que el vicepresidente de la FEUA nos mostró un documento invaluable, se trataba del "Estatuto de la Saladera" del CEA (...). Es así que decídimos juntarnos con los organizadores y organizarlos. (...) Mi amigo Chamorex y yo nos dimos cuenta que los organizadores estaban organizados de un modo muy precario, es decir, su organización sólo se límitaba a los alumnos, pero no había, o era muy escasa, la coordinación con las autoridades. Al principio hubo un poco de resistencia, la gente no quería dejar los desechos orgánicos, ellos habían crecido (por así decirlo) bajo la lógica que el bautizo se trataba de eso: malear a los cachimbos sin razón alguna. Hasta que apareció en escena el benemérito estatuto. No había nada que discutir, el documento habla de tradición y respeto, no de eteridad y violencia. Inobjetable. De esta manera, la Federación -a regañadientes- se comprometió a apoyar el bautizo. Tuvimos que modificar muchas cosas, cosas que se habían vuelto "tradicionales" debido a la anomia que reinaba, (...) con el pesar de todos, incluído del que escribe, se prohibió el "maracuyax", pero caballero, eran las condiciones que nos había impuesto la universidad con tal de permitir la realización del bautizo. De este modo, se llevo a cabo el "primer bautizo de la nueva era" (...) No voy a decir esto porque yo haya participado en la organización, pero en verdad FUE UN EXITO! Los estudiantes se divirtieron, al igual que los cachimbos. Las autoridades felices y asombradas por la organización impecable del evento, sobre todo porque cumplimos con casi todo lo acordado -menos el trago, lo metimos-. Anecdotas hay muchas, como la cachimba que se puso a llorar porque no la bautizaron, se escapó porque había escuchado cosas bien feas del bautizo (que eran ciertas) y uno de los "iniciadores" (los únicos autoridados a bautizar) tuvo que conseguir una tijera y cortarle un mechón de pelo para que ésta se tranquilizara. O cachimbos que han mandado al carajo a esos valientes que van a "rescartarlos" del bautizo (y que quedan mal parados).
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A modo de reflexión creo que todavía queda mucho por hacer. Uno de los puntos débiles es las ganas (instintivas) de querer salvar a los amigos del bautizo, lo que hace que la fecha del bautizo se infiltre y malogre la sorpresa. Otro punto tal vez es hacer el bautizo un poco más "violento". No, no piensen que soy del pensamiento retrogrado que rondaba el bautizo que tanto hemos criticado. Pero la idea tampoco es que la gente le pierda el respeto -que pasa por el temor- a la tradición, por ejemplo; meterle melaza, pintura, chuño, plumas, harina de pescado (de la más baja categoría), etc, etc, tantas cosas. Creo que actitudes como la de los cachimbos como mandar a la mierda a los "defensores de los indefensos", o que la gente falte a sus clases (y no es que esté bien, sino que denota la importancia que tiene la tradición para los molineros) nacen porque la organización, la gente comprometida, la buena voluntad, el impetud por mantener vivas las tradiciones (y deberíamos empezar a revalorar otras, como la de ser los mejores) inspiran confianza en la comunidad molinera, tanto de los cachimbos que quieren bautizarse, como la de los estudiantes que deciden perder sus clases para disfrutar el evento. Hay quienes dirán que "el bautizo ya no es lo mismo", y que "antes era más paja", pero muchos de ellos no fueron bautizados y los que fueron, estoy seguro que hubieran preferido que sea como se hace actualmente. Además espero que tengamos presente que las tradiciones para que perduren en el tiempo tiene que cambiar, y que cada nueva generación tiene que aportar a esta tradición, manteniendo siempre el respeto y las buenas formas hacia los demás.
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