miércoles, 29 de julio de 2009

Reflexión

"La mayor denuncia que puede hacerse de la infecundidad de la universidad peruana, encerrada en sus luchas intestinas y vanidades de aldea, es que por lo menos dos de los mayores tiranos del Perú contemporáneo aprendieron artes y partes en su recinto, el filósofo Abimael Guzmán y el técnico Alberto Fujimori. [...] La institución de la enseñanza se vuelve, si la dejan vivir cerrada a piedra y lodo, una suerte de mezquita de talibanes con escuela del delito político y práctica permanente en la lucha por los cargos internos donde se puede ejercitar todas las atrocidades, como pasa cada vez que en un centro de enseñanza superior cae en manos de una secta política. La universidad microclima es una promesa del delito y vanidad ideológica. Alugnos viajes, mejores salarios, cursos en el extranjero y alivio económico, por lo menos para comprarse libros, cambiaran mucho de las cosas. Mientras tanto, como compensación, el poco remunerado y desinformado profesor es un adicto a las fórmulas mágicas. Un profesorado guardando ese aire sacerdotal de poseer la ciencia infusa que salvará de sus males al Perú, donde se incuba el proyecto de un Caudillo, y alguna nefasta confinanción de Profeta y de Tirano. Ya ha pasado demasiadas veces para que no obligue a reflexión."

El mal peruano 1990-2000
Hugo Neira

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