martes, 25 de diciembre de 2007

Navidad, Roja Navidad

A quien te diga que los placeres son "egoístas"
poque siempre hay alguien sufriendo mientras tú gozas,
le respondes que es bueno ayudar al otro en lo posible a dejar de sufrir,
pero que es malsano sentir remordimientos
por no estar en ese momento sufriendo también
o por estar disfrutando como el otro quisiera poder disfrutar.
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Fernando Savater. Ética para Amador
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En esta época de contrastes, en donde la Navidad se mide por datos estadísticos de compras [navideñas]; en donde se pretende -y se logró- disfrazar al "niño" Jesús en un juguete; en donde tomamos chocolate caliente -en pleno vernao- y copiamos las cenas de Thankgiving; en donde las derecha radical (encabezada por nuestro presidente y el PAP) se viste de rojo y disfraza su casa de Papá Noel y la izquierda conservadora (con las mismas costumbres de hace un siglo) prefiere no saber nada del mentado color, quería compartir con ustedes un poema que me llegó gracias al Movimiento Democrático del Perú "Dignidad Nacional" (o sea gente de izquierda, anteponer el término "democrático" lo confirma).
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No estoy de acuerdo con el poema, por ser parte del sistema que tanto crítica, no rescata el sentido de la Navidad y usa esta fiesta para acusar el capitalismo, mencionanado una serie de miserias. Sólo lo publico ya que me parece interesante saber como vive la "izquierda" estas fiestas.
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NO VENGAS, NAVIDAD

No vengas, Navidad,
que es muy temprano todavía,
las madres están temblando
en el sol del mediodía
y los niños en las calles
vagan solos, sin comida
y el campesino, aunque quiera,
no puede deletrearte en las vitrinas.
No vengas, Navidad,
como insulto a la pobreza,
no llenes de caros licores
a los ricos de la empresa,
ni ufanes a sus señoras
con perlas y con diamantes.
No vengas, Navidad,
ten compasión, no vengas.
No queremos combinaciones
de contrastes humillantes
con sedas finas de china
y manta vieja y zurcida,
con pavos de muchas marcas
y sal en una tortilla.
No vengas, Navidad,
danos un tiempo todavía,
recuerda que existen muchos
que sufren con tu venida
sacando de sus pañuelos
monedas envejecidas
para comprarle al mundo
una parte de tu alegría.
Recuerda que somos tantos
sumidos en la miseria
y anhelamos saborearte
con bebidas y con torrejas,
con juguetes y conservas,
para que nuestros hijos sientan
el calor de Nochebuena
en la pólvora sonora
que los ricos siempre queman.
No te muestres, Navidad,
en pléyades de alegres venaditos
portando juguetes, campanillas y trineos
por las residencias de los niños ricos;
tu presencia entre los nuestros
todavía no concibe
que se afame en los estantes luminosos
a un San Nicolás de lanas revestido
y se margine de realezas al glorioso
desnudo Niño Dios con frío.
No vengas, Navidad,
no te entendemos todavía.

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